29 sept 2008

El tiempo es una espiral que te deja siempre en el punto de partida, una y otra vez con la misma cadencia, crees que aprendes mientras recorres la rueda con ilusiones renovadas que no puedes mantener en la inercia que te empuja, y en realidad, solo te acostumbras, te serenas, el dolor ya no te pilla de sorpresa y la felicidad apenas dura unos instantes, y cuando eres consciente de esa felicidad, de pronto desaparece para dejar, en el vacío de esa ausencia, una búsqueda obsesiva, casi infantil, para volver a sentir esos “breves minutos” que consiguen darte un motivo para levantarte cada mañana y repetir sin afán ninguno las mismas cosas cada día. Puede parecer pesimista o derrotista pero es la cruda realidad, si te caes, te levantas y sigues, cada día un poco más cansado, anestesiado y vencido. Es verdad, lo tenemos todo, nuestras necesidades físicas están cubiertas y precisamente por eso, necesitamos más, más motivaciones, más amor, más comprensión, “tienes que ser fuerte, positivo, las cosas no tienen tanta importancia, perdonarte y entenderte”, parece ser el “nuevo dogma”, donde está la importancia real que damos a las cosas cada uno en nuestro mundo particular, porque si mi entendimiento o razonamiento es diferente al tuyo, tengo que ser siempre feliz?, donde va a parar todo lo que pierdes de ti mismo? Porqué se es más feliz y no más superficial cuando las cosas te importan menos? A mi me importa todo lo que me rodea, todo me hace sentir cosas distintas, no siempre agradables, soy lo que soy y no quiero cambiarlo, no soy un bufón que tiene que ponerse la nariz de payaso para que a los demás les guste estar conmigo, alguien me dijo una vez “todo importa” y es cierto, todo lo que haces, dices, cómo lo haces y sobre todo cómo lo dices importa, vamos grabando en los demás nuestras propias señas identificativas, somos un todo que con el tiempo vuelve, un boomerang incontrolado cuya trayectoria se determina por la mano que lo maneja.

22 sept 2008

Este adiós, no maquilla un "hasta luego",
este nunca, no esconde un "ojalá",
estas cenizas, no juegan con fuego,
este ciego, no mira para atrás.

5 sept 2008

Los favores no son leyes que se instauran a fuerza de tenerlos, un regalo, el amor, que se convierte en infinita generosidad involuntaria, que no espera nada a cambio, es verdad, pero que se alimenta de su misma materia, no se puede arrinconar en lo más profundo de la indiferencia porque se vuelve huraña, triste, sin vida ni pasión hasta que muere como muere la alegria, la amistad, la empatía, el compromiso y el amor.