16 feb 2006

El Jardín Botánico

Un día más me quedaré sentado aquí en la penumbra de un jardín tan extraño, cae la tarde y me olvide otra vez de tomar una determinación. Esperando un eclipse me quedaré, persiguiendo un enigma al compás de las horas, dibujando una elipse me quedaré entre el sol y mi corazón. Junto al estanque me atrapo la ilusión, escuchando el lenguaje de las plantas y he aprendido a esperar sin razón soy metálico en el jardín botánico, por mi pensamiento sigo el movimiento de los peces en el agua.

Santiago Auserón

3 comentarios:

Pilu dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Pilu dijo...

Una vez más me atrapa la tristeza en su mundo enrarecido, vacío y a mitad de camino entre la locura y la soledad, vaya donde vaya, atravesaré esas tierras que la protegen construyendo una barrera infranqueable que te impide conservar lo poco que deja la memoria y el olvido de la realidad, que no te busca porque ni el odio quiere llamar a sus puertas para reclutar un adepto más que se una sus filas para luchar contra el amor y la vida, ayudado por la mediocridad y el desengaño.
Tirana que te ahoga cada día un poco más y sumerge tu universo conocido, matando la razón. Desvalida y sin más compañía, quieres esta pobre vida que es mia y tu desperdicias y te extiendes como la peor de las plagas, me confundes, me ahogas, me mutilas, me maltratas y me anulas. Espero que alguien entre y no hay nadie aquí. Me abandono a tu capricho porque es tu juego y solo me dejas al rencor para defenderme, mal compañero que cobrará su deudeda con un trozo de mi alma. Vives de carroña, coge lo que puedas y déjame en paz y olvida que una vez me tuviste y no vuelvas más, abusando de lo poco que me queda, visitante asidua que me dejarás junto al miedo esperando a que vuelvas algún día.

Pilu dijo...

Es posible que me sienta inspirada, es posible que me sienta condicionada por series que intentan llenar vacíos como “Sexo en Nueva York” cuya protagonista intenta luchar contra la perdida de valores a base de un buen cuerpo, pocos prejuicios, trabajo liberal y amigas en situaciones parecidas, cuando lo único que parece consolarte, una vez más, es la soledad de tus pensamientos delante de un ordenador, que no responde, ni te critica, ni te juzga, un psicólogo barato, en fin, que no quiero que esta “circunstancia personal” aburra a cualquier solitario freke que busque en libros o lecturas como esta, la exclusividad a través de la anomalía o la falta de criterio.
Me siento perdida, como muchos otros en un mundo al que no paramos de buscarle un sentido, en todos los planos posibles y cuya respuesta sigue ahí, parada, indefinida entre montones de explicaciones que nunca te darán ese consuelo, no busques, solo encuentra, es al final lo que todo el mundo propone, desde su propia perspectiva, la de la experiencia, la del dolor, en la medida de lo poco sufrido porque nunca se profundizo, pasado, que tanto te enseñó y de tan poco te sirve ahora frente a mi.

Pero me gusta lo que hago, me gusta como soy y todavía me gustan las personas como tu, al final solo es una vez más la lucha entre lo bueno y lo malo, siempre subjetivo, condicionado a veces por lo que tu piensas y lo fácilmente que me dejo llevar, lo barato que se vende la identidad y el precio que al final pareces pagar por tu indecisión.

“Dame lo que me puedas dar” parece ser la frase favorita de mi mendigo particular… te pasas la vida suplicando una sonrisa, un beso, un abrazo, esa cruel indiferencia que conviertes en oro, cuando no podrás soportar otro no como respuesta ambigua, así estamos tantas veces, al filo de la cordura, intentando vender evidencias que ni si quiera nosotros mismos podemos dejar de ver.